domingo, 2 de septiembre de 2012

Las Gotas

Ayer eran las fiestas en Ilobasco, no supe hasta que llegué. Nunca he sido fan de las fiestas, sobre todo esas donde hay una de esas discomóvil con el DJ de mierda (y todos tienen la misma) que siempre dice las mismas frases como "¡¿Dónde están los del Barcelona?!" y así. Pero decidí ir porque no quería pasar en mi casa. Llegué a "la esquina" esa esquina donde siempre nos reunimos, eran como las siete de la noche, la fiesta empezaba a las nueve, ahí estaban varios amigos y otros que no les hablo tanto. Uno, el niño pendejo con dinero, andaba mota de esa "chuca" y se creía vergón por eso. Fuimos a unas gradas y roló un porro, mal por cierto. Regresamos a la esquina, llegaron otros y seguimos esperando. Fui de nuevo a las gradas, pero solo yo y el niño pendejo con dinero, él también estudia psicología, me sentía normal ya que esa mierda solo te dura un rato el efecto y no fumé mucho. Luego regresamos con los demás. Decidieron comprar guaro, fue de ese barato que tiene un olor y sabor de mierda. Empezamos a tomar mientras hablábamos mierdas, recordabamos pendejadas y eso.

Luego llegaron los dos mariguanos, de esos que solo pasan fumando y tomando, llegaron algo ebrios y pedísimos, estuve con ellos un rato, cuando están así son divertidísimos, uno pasó hablando de Led Zeppelin, Nirvana y Black Sabbath y el otro de otras pendejadas que los del barrio blah, blah, blah. No son pandilleros ni nada pero se llevan con ellos por la mota y eso. Empezó a llover y nos fuimos a la esquina con los demás. El niño pendejo sacó más mota chuca y fumamos más, estuvimos como una hora ahí. El mariguano que habló de música se quería ir pero el otro estaba clavadísimo diciendo "¡Las gotas, perro!", porque no encontraba unas gotas para los ojos, y las quería porque ahora tenía que hacer algo (quién sabe qué). El punto es que pasaron un rato hablando mierda uno diciendo "¡Las gotas, no me puedo ir sin las gotas!" y el otro "¡Me pelan la verga las gotas!". Al final se calmaron y cuando la lluvia no era fuerte nos fuimos. Compraron más alcohol y estuvimos un rato cerca de la fiesta esa.

Entramos a la fiesta y ahí estaban otros majes, unos de la escuela, otros conocidos y así. No me gusta bailar por eso no me gustan las fiestas, sobre todo por la música de mierda que ponen en esas mierdas, pero había tomado y es como si el alcohol durmiera esa voz racional que están en tu conciencia, superyó según Freud, y no te importara hacer pendejadas, como terminas bailando con una maje que no conoces. Luego todos se dispersan y te quedas con quien encuentres, te regalan cerveza, saludas a unos que conoces, otros que no recuerdas quiénes son, te encuentras a una excompañera que te invita a bailar y vuelves a moverte con esa música de mierda, pero no importa. ¡Gracias alcohol! (Nótese el sarcasmo, pero solo un poquito, ya que te ayuda a socialar porque te caen mejor las personas. Jijijí). No volví a ver a los mariguanos, saber qué pasó con ellos.

Luego va a tocar un grupo de música ranchera, norteña o de esas y ya, nos quedamos un rato antes de irnos. En la salida nos encontramos a otros que van por el mismo camino y nos vamos juntos, caminando por las calles solas de la ciudá, poco a poco van disminuyendo las personas y llegamos donde yo me quedaba. Me despedí y dijeron que fuera allá más seguido, les dije que sí y caminé hacia mi casa. Llegué con hambre, sudado o mojado por la lluvia, con olor a alcohol y cigarro. Comí y vi televisión un rato.
No son tan malas esas fiestas, pero no es algo que me guste hacer tan seguido. Tal vez vuelva para el carnaval.